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Las tortugas marinas han fascinado a científicos durante años debido a sus impresionantes habilidades de navegación. Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Nature revela que las tortugas bobas (Caretta caretta) no solo utilizan el campo magnético de la Tierra para desplazarse, sino que también memorizan señales magnéticas específicas asociadas con ubicaciones geográficas donde han encontrado alimento.
De acuerdo con la investigación, algunas tortugas pequeñas fueron sometidas a pruebas de condicionamiento y mostraron una respuesta inesperada. Al ser expuestas nuevamente a los campos magnéticos de sus "áreas de alimentación", desarrollaron un comportamiento similar a un baile y movían sus aletas y cuerpos en anticipación a la comida.
Según el estudio, titulado Learned magnetic map cues and two mechanisms of magnetoreception in turtles, esta capacidad podría ser la base de la fidelidad a ciertos sitios de alimentación en su vida adulta. Esto también sugiere que las tortugas tienen la capacidad de aprender y recordar firmas magnéticas específicas de lugares a lo largo del tiempo, lo que podría ser clave para su supervivencia.
Un superpoder magnético que les permite regresar a sitios clave para su alimentación y reproducción
Las tortugas bobas son una de las especies de tortugas marinas más abundantes en Estados Unidos y son conocidas por sus extensas migraciones oceánicas. CNN informó que los investigadores de la Universidad de Carolina del Norte y la Universidad Texas A&M que trabajaron en este reciente estudio, demostraron que estas tortugas pueden memorizar los campos magnéticos de ciertas ubicaciones geográficas y utilizarlos como referencia para volver a ellas en busca de alimento.
La investigación reveló que las tortugas jóvenes criadas en cautiverio respondieron al condicionamiento magnético con una especie de "baile" en anticipación de la comida. Este comportamiento incluyó movimientos de sus aletas delanteras, inclinaciones del cuerpo y giros en el agua cuando eran expuestas a un campo magnético previamente asociado con la alimentación. Esta reacción sugiere que las tortugas no solo detectan el campo magnético, sino que también lo asocian con experiencias pasadas.
Experimentos para probar la memoria magnética de las tortugas
Para probar esta hipótesis, los científicos realizaron experimentos con tortugas bobas recién nacidas obtenidas entre 2017 y 2020. Los investigadores recolectaron entre 14 y 16 tortugas cada año de nidos en Bald Head Island, Carolina del Norte, y las alojaron en tanques con condiciones controladas.
Durante un periodo de acondicionamiento de dos meses, las tortugas fueron expuestas a campos magnéticos específicos de dos ubicaciones diferentes: uno en el Golfo de México donde se les daba comida, y otro cerca de Nueva Hampshire donde no recibían alimento.
Posteriormente, se repitió la prueba sin ofrecer alimento y se observó que las tortugas mostraban comportamientos específicos de "danza" en el campo magnético asociado con la comida. Según el estudio, esta respuesta se presentó en aproximadamente el 80% de las tortugas evaluadas, lo que indica que han desarrollado una memoria de los campos magnéticos donde anteriormente encontraron alimento.
Dos sistemas magnéticos diferentes: el mapa y la brújula
Otro hallazgo importante del estudio es que las tortugas bobas utilizan dos sistemas de "magnetorrecepción" distintos: un mapa magnético para determinar su ubicación y una brújula magnética para orientarse. Cuando las tortugas fueron expuestas a ondas de radiofrecuencia (similares a las emitidas por dispositivos electrónicos como teléfonos y transmisores de radio), su capacidad de orientación se vio afectada, pero no su habilidad para recordar la ubicación de los sitios de alimentación. Esto sugiere que los dos sistemas operan de manera independiente.
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Este descubrimiento tiene implicaciones en la conservación de las tortugas marinas, ya que la proliferación de tecnología de radiofrecuencia en las costas podría interferir con la orientación de estos animales durante su migración. Los investigadores sugieren que se tomen medidas para reducir las emisiones de radiofrecuencia en playas de anidación y sitios de alimentación clave.
Según CNN, la investigadora principal del estudio, la Dra. Kayla Goforth, enfatizó que las tortugas probablemente conservan esta información durante toda su vida, lo que les permite regresar a los mismos sitios de alimentación después de años de migración. A futuro, los científicos planean investigar si otros factores ambientales pueden afectar la capacidad de las tortugas para utilizar su "superpoder" magnético.
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