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LA FELICIDAD EN EL TRABAJO Por Jesús Cerda López
Hace ya algún tiempo, se ha logrado llevar a las organizaciones laborales y escolares el concepto de “Felicidad” y un ejército de consultores han trabajado por mejorar los contextos; muchos autores han gastado tinta en describir sus experiencias y sus recomendaciones y los modelos de administración de la felicidad han incluido prácticas que en otros tiempos no se habrían imaginado. Hay sitios que incluso han creado un nuevo puesto cuya responsabilidad es crear el contexto de felicidad en el empleo o en el aula, confundiendo algunas veces la felicidad, con la comodidad, con la diversión o con el juego. No está mal, pero habrá que empezar por definir lo que deberá entenderse por “felicidad” y así, no crear espejismos o idas erróneas.
Hay autores que nos previenen acerca del uso indiscriminado de estas actividades.
Hace poco, al implementar en una organización un día a la semana como “pet friendly” pude sentir esta situación. La actividad consistía en que un día al mes, los empleados podrían llevar a su mascota (perro o gato, para empezar) y convivir la jornada completa. La actividad nos pareció todo un éxito y como existía la condición de que fueran animales sociales, no hubo incidentes que lamentar. Sin embargo, lo que hace feliz a unos no significa igual para otros: de treinta y ocho compañeros, veinte llevaron a su mascota con ropa, comida, artículos de limpieza, jaula transportadora, collar y demás, pero cuatro no sentían un afecto especial por los perros y uno, les tenía terror. Éste último logró “desactivar” la iniciativa por lo menos hasta que se revisara detenidamente.
En otra organización después de meses de éxito que se presumió internacionalmente, personas –sobre todo madres de familia- pedían regresar al “full time” pues trabajar desde casa, en una política de flexibilidad en el empleo, no había resultado tan positivo, terminaban trabajando más horas, comiendo mucha botana y los planes de hacer una vida menos sedentaria (hacer ejercicio y comer mejor) solo duraron unas semanas.
Y no es que esté mal, de ninguna manera, todos los aspectos del salario emocional son, en intención, positivos desde la visión del que los propone, porque para él, valen; el asunto es que el que los recibe, a veces aprecia otras.
La tendencia mundial en los aspectos de compensaciones es que se “personalicen”, que se administren organizaciones multigeneracionales con diferentes necesidades y que valoran diferentes aspectos y por lo tanto, aunque lo que se pida sea muy parecido (productividad) lo que se ofrece para lograrlo vea mucho más a la persona que al grupo. Finalmente, la intención es atender a que la felicidad está en la persona y su realización mucho más que sólo en el exterior. Al diseñar programas de felicidad, no hay que olvidar al individuo y dejar de lado la masificación.
La felicidad es un estado muy personal que debe ser observado por los profesionales como una oportunidad preciosa de regresar dignidad a nuestra existencia.